Los días en que no se de que escribir

Hay días extraños, en los que no se qué publicar en quikeland. Verdaderamente son únicos, no en el buen sentido de la palabra, sino que, pasan cosas extrañas, que solo pasan cuando no se que escribir.

Por lo general estos días son oscuros, aburridos e inútiles. Nadie tiene ganas de hacer nada, y el planeta es un caos. Se promedia que los días en que no se actualiza quikeland, se suicidan un 1,2% de habitantes de distintas ciudades del globo terráqueo. ¿Qué raro no?

Lo más común es que los día de semana publique artículos informativos, pero esto hasta cierto punto no me está satisfaciendo, porque a pesar de que uno de mis principales objetivos con quikeland es generar esa metamorfosis de Ignorante a Culto (es decir, un digno habitante de quikeland), me estoy olvidando de que aquí publico artículos de lo que pienso, y de lo que me da gana de escribir. Aunque imagino que han notado que incluso los artículos “informativos”, tienen un toque de lo que pienso al respecto de la noticia.

Sin desviarme del tema, les sigo contando que, un día con falta de tema en que escribir, puede ser causante de múltiples tragedias internacionales. Por ejemplo: el sábado (que no actualice), me llegó un mail de un fiel lector Húngaro, que a pesar de que no entendí más que su nombre, pude notar que el chamo estaba triste y amenazaba, ¿Cómo lo hice? Usé el traductor. La carta al final decía algo como esto: Közzétesz vagy mato én kutya, que en español significa: Publica o mato a mi perro. Quién no me crea, puede buscar un traductor de húngaro a español y así confirma esa peligrosa amenaza.

Ayer Obama me envío un zumbido por MSN, lo salude, hablamos un rato todo normal, hasta que me pregunto qué iba a publicar hoy en mi página, a lo que le respondí que aún no sabía, porque no se me había ocurrido nada. Noté que no me respondía y me preocupe, así que tomé el teléfono y llamé a Casa Blanca, ya una vez comunicados me explicaron que Barack se había desmayado usando su PC, no pude evitar sentirme mal. Les dije que lo despertaran lo más rápido posible y que le dieran este mensaje de mi parte: “Era una broma, si sé que publicaré”.

Ya con estas anécdotas sé que aunque no tenga ideas de que escribir, tengo que hacerlo, por el bien de la humanidad.