El Búnker y las 1000 visitas

Eso que dicen de que hay sitios especiales, donde puedes llegar a hacer cosas que quizá en otros no, es totalmente cierto. No sé si han oído hablar de que los cantantes y los escritores tienen su “sitio”, es decir, un lugar que los inspire. Por lo general este lugar suele ser calmado, relajante y fuera de cualquier factor distractor.

Pues bien, en mi caso este “sitio” es el Búnker. Es una habitación de mi casa que está en total diferencia con las demás. Es un ambiente silencioso, calmado, espacioso, cómodo y tiene la particularidad de generar una clase de sensación vacía, pero de manera llenante. Tiene una característica curiosa, y es que en el Búnker, el aire acondicionado nunca se apaga y lo más impresionante, es que a pesar de eso, no hace frío.

Cuando entras, el impacto es duro porque sientes enseguida el paralizante frío, pero cuando ya tienes unos 2 o más minutos dentro, la sensación desaparece y se crea un ambiente fresco y ni sientes el aire. Aquí es el único sitio donde puedo escribir, en ningún otro sitio puedo hacerlo.

¿Con qué propósito les digo esto? Con ninguno. Simplemente me dieron ganas de explicarles el lugar donde redacto todos los artículos. No me interesa si no lo querías saber, porque ahora, ya lo sabes.

Llegó en tren el verdadero propósito de este mini-artículo. 1000 visitas. Lo escribiré de nuevo. 1000 visitas. Y otra vez. MIL visitas. Quikeland llegó a las 1000 visitas el día de ayer (viernes), y eso querido lector, es una vaina bien.

Son 1,2,3,4,5,6,7,8,9,10… hasta llegar a 1000 visitas, ¿arrecho no?, ¿Y qué es lo mejor? Que son 1000 visitas en menos de 3 semanas. Si no te parece la gran cosa es porque no leíste bien, tranquilo lo vuelvo a escribir, M-I-L visitas. Si sigues sin ver lo brutal animal bestial de esto, intenta hacer un blog, y a los 19 días me dejas un comentario con tu cantidad de visitas, cabrón.

Obvio es, que todas estas visitas son de ustedes, y por tanto se los agradezco.